Iniciando una exitosa carrera desde niño con uno de los papeles más emblemáticos del cine y la literatura moderna, pocos podrían llegar a creer que Daniel Radcliffe siempre ha padecido de una rara enfermedad.
Se trata de dispraxia, una condición que necesariamente ha hecho que las cosas se le hagan un poco más difícil de lo normal.
El trastorno del desarrollo de la coordinación motora (TDCM) -según su nombre científico- es un síndrome psicomotriz mal llamado también como el 'niño torpe', que provoca desorganización en el movimiento, una incoordinación motora que puede afectar a varias áreas y niveles, como el lenguaj, eel desarrollo emocional, desarrollo de las habilidades motoras gruesas, como caminar y saltar, o habilidades motoras finas, como el movimiento de la boca y la lengua necesarios para pronunciar las palabras correctamente.
Daniel nunca ha ocultado su condición y ha hablado de ello en entrevistas. Más recientemente, cuando mantenía un encuentro con fans a través de Facebook, el actor fue consultado sobre el tema por una niña de 10 año que lo padece, y su respuesta lo confirma como un gran ejemplo...
"A mí nunca me detuvo; y algunas de las personas más inteligentes que conozco tienen discapacidades de aprendizaje. El hecho de que algunas cosas nos resulten más difíciles solo hará que seas más determinado, que te esfuerces más y que seas más imaginativo para encontrar soluciones a los problemas".