Katy Perry ha tenido una carrera de ensueño, se presentó en el Super Bowl 2015; a vendido millones de discos y ahora es juez de la nueva temporada de American Idol. Sin embargo, la artista de 33 años quiere concentrarse en encontrar un equilibrio entre su vida personal y su carrera.
"Mucho de mis primeros veintitantos fueron muy intensos, muy extremos y algo inconscientes", le dijo la cantante de "Roar" a la revista Glamour. "Estuvieron concentrados en mi carrera, lo que fue genial, pero una vez que tocas el techo tantas veces, piensas: 'Oh, sí, ya hice eso. Llegué al techo'. Ahora quiero tocar las estrellas, lo que tiene que ver mucho con el corazón".
Perry está lista para mejorar su "alma" y quiere dejar ir los traumas de su niñez.
"Quiero madurar y convertirme en adulta", le contó a la revista. "Me preparo para tener algún día una familia propia. Entonces quiero hacer un poco más de cirugía de alma antes de tener mi propia familia, para no transferirles esas emociones que todavía me quedan. Voy a vivir intensamente ese proceso emocional. Estoy nerviosa, pero creo que no tengo otra opción".
El proceso no será fácil, sin embargo la intérprete sabe que es esencial para su carrera.
"Este último año se traté de matar mi ego, lo que ha sido realmente necesario para mi carrera", dijo. "Pero para mi vida personal no funciona así. Si quiero tener un verdadero equilibrio, tengo que ser Katheryn Hudson".
Los años recientes no han sido fáciles para ella. Katy tuvo una relación intermitente con John Mayer, pero se separaron en 2015. En 2016 comenzó a salir con Orlando Bloom, pero cortaron en 2017. Pese a todo se concentró en su música. Estrenó su canción Swish, Swish con Nicki Minaj y viajó alrededor del mundo con su gira Witness.
"Tenía muchas expectativas al finales de 2015, pero no se cumplieron", dijo. "Esa fue la primera vez, en mucho tiempo, que no me salí con la mía. Creo que fue la manera del universo de decirme: ‘Vamos a ver si realmente te amas a ti misma'. Eso fue retador para mí, porque no me había dado cuenta lo mucho que contaba con la validación externa. Pensaba que no la necesitaba, pero una vez que te patean un poco hacia abajo de la montaña te das cuenta de que el clima está mucho mejor en la cima. Ha sido realmente necesario para mí experimentar eso. La gente no se identifica con alguien que es perfecto o que siempre gana. No puedes estar siempre sentado en la cima de la montaña".
¿Quién sabe? Quizás este proceso le inspirará a hacer nueva música.
"Diría que todas mis mejores canciones, o las que creo que son mis mejores canciones —By the Grace of God, Roar, Firework— básicamente son discursos motivacionales para mí misma", dijo. "Son mi alma hablándome, diciéndome: ‘Vamos, podemos hacerlo. Un pie delante del otro'".