Aunque canciones como "I Kissed A Girl" o su actitud liberal serían la prueba de que Katy Perry siempre se sintió a gusto con sus ideas o sentimientos, la realidad es que la intérprete no siempre fue así de abierta, o al menos no tan libre para expresarse.
Su más reciente entrevista con Vogue para la edición de mayo revela varios detalles de la –digamos– represión en la que creció. Por ejemplo, que sus padres (pastores evangélicos) le tenían prohibido interactuar con personas homosexuales.
"Cuando estaba creciendo, la homosexualidad era sinónimo de la palabra 'abominación' e infierno. Un lugar donde la piel se te quemaba... No, de ninguna manera (quería estar ahí)... Yo quería las perlas... Cómo podía lidiar con eso una chica cantante criada en grupos de jóvenes que apoyaban la conversión. Lo único que sabía era que curiosa y que la sexualidad no era blanco o negro como este vestido...", confiesa.
"La misoginia y el sexismo estuvieron presentes en mi niñez: Tenía un problema con los hombres controladores y con no ser vista igual a ellos".
Sin embargo, aquella niña sabía que aislarse en una burbuja no era la solución a sus dudas, aunque rezara porque así fuera. Todo cambió cuando comenzó su incursión en la industria musical.
"Encontré mi vocación, la cual me permitió conocer gente fuera de mi burbuja... Esas personas no eran nada de lo que me habían enseñado que debía temer. Ellas eran las personas más libres, fuertes, amables e inclusivas que haya conocido... Uno no escoge a su familia, pero sí su tribu... Estoy aquí como prueba viviente de que no importa de dónde vengas o hacia donde vayas, el gran cambio, la gran evolución, puede ocurrir si abrimos nuestras mentes y nuestros corazones".
Fuente: eonline